Te has sentido así?

¿Te has metido alguna vez en el coche y, después de conducir durante un rato, te has dado cuenta de que te habías dejado el freno de mano puesto? Por un tiempo no puedes comprender por qué tu vehículo es tan lento. Después se vuelve muy obvio. Algunas veces cometemos errores parecidos con el vehículo de nuestra vida. Comenzamos a preguntarnos por qué no llegamos a ninguna parte y sentimos frustración porque el avance es muy lento. Entonces caemos en la cuenta. Nos estamos conteniendo. Dejamos que nos abrumen temores sin importancia.

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